Hernán Rivera Letelier
La masacre cometida en el norte de
Chile el 21 de diciembre de 1907, durante el gobierno de Pedro Montt, es llevada
a cabo a manos del ejército comandado por Roberto Silva Renard. Nadie niega la
multitud de la matanza. Perecieron vidas entre las que se contaban trabajadores
del salitre y sus familias, además de un indeterminado número de obreros
peruanos, bolivianos y argentinos de distintas oficinas de la pampa que se
congregaban por primera vez, “Era
emocionante hasta las lágrimas ver a los operarios de la pampa unidos como un
solo pueblo, como un solo hombre, luchando en contra del mismo y común enemigo:
los rapaces oficineros que nos explotaban sin escrúpulo ni moral alguna, y, por
supuesto sin ningún control del estado” (34)
Sabemos cómo termina la novela de Hernán
Rivera Letelier a partir de los datos entregados por la historia nacional. Sin
embargo, aunque el autor nos presenta una serie de personajes ficticios, gran parte de
los involucrados participó en la vida real, haciéndonos testigos de sus
experiencias. Desde la narración de las escenas más íntimas
de los protagonistas se nos permite dimensionar el desarrollo del trance colectivo
que se transformó en uno de los hechos más traumáticos del país, y así poder revisar lo
ocurrido desde la paralización de los trabajadores, el inicio de la huelga de
los 18 peniques, la peregrinación hacia el puerto, y el fatídico 21 de
diciembre.
“Santa María de las flores negras”
fue publicada el año 2002 y, rescata la memoria de hombres, mujeres y niños que
perecieron por exigir sus derechos justamente.
Esta novela es parte de la
literatura chilena que se destaca por los crudos escenarios descritos de las
salitreras de principios del siglo XX. Los abusos hacia los trabajadores y el
aprovechamiento capitalista. Se había acumulado mucho daño y muchas
injusticias, los trabajadores tuvieron que pedir lo que debían.
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