IMPORTANCIA Y CONSECUENCIA
La ortografía sin duda alguna es el reflejo de nuestra educación, quien no sabe escribir o no se sabe expresar por escrito de una manera medianamente correcta y por lo menos regularmente aceptable no se le puede considerar una persona educada, aunque posea cualquier otro tipo de atributo cultural.
Por esa razón el analfabetismo está considerado uno de los referentes sociales de la educación, el índice de alfabetización determina la cultura de los pueblos.
Por esa razón el analfabetismo está considerado uno de los referentes sociales de la educación, el índice de alfabetización determina la cultura de los pueblos.
A partir del aprendizaje de la ortografía, los alumnos pueden entender que la dificultad para expresarse de un individuo, tarde o temprano puede obstaculizar las relaciones sociales e influir de mala manera en su propia vida. Porque cabe mencionar que una coma, un tilde, una letras, etcétera pueden cambiar totalmente el sentido de una expresión, provocando en el receptor una idea errónea y tal vez causante de una molestia o más aún, un conflicto.
Muchos alumnos dirán que algunas reglas sobran, pero poco podemos hacer nosotros los seres comunes y corrientes. El desechar o crear una regla nueva es trabajo de los académicos de la Real Academia Española, quienes ya mucho han hecho por aquellos perezosos que no se dan el trabajo de colocar bien las tildes o por los que se han acostumbrado a transformar las palabras de tal manera que por cansancio terminan aceptándose, por dar un par de ejemplos, la palabra toballa y murciégalo.
Por otro lado, el aprendizaje de la ortografía no es un trabajo que esté destinado sólo para los docentes del subsector de lenguaje y comunicación. Es una labor trasversal que todos los profesores deben abordar, de manera que las reglas sean respetadas desde los ramos artísticos pasando por los científicos y llegando a los humanistas.
En este caso las reglas no están hechas para romperse. Es maravilloso escribir bien, da gusto a quienes nos leen. No podemos negar que es un trabajo eterno, pero resulta una satisfacción inmensa. Porque, ¿qué pensaríamos si leemos un artículo en una revista y estuviese llena de faltas ortográficas? Claramente le quitaría credibilidad al periodista y pensaríamos que prácticamente pasó por suerte los ramos en la universidad.
Dense sólo un par de minutos extra para revisar lo que han escrito, no todo puede ser perfecto, no somos escritores profesionales, pero hagamos las cosas lo mejor que podamos y empecemos por nuestras palabras.
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